Sigo con los recuerdos de mi infancia y las cosas que me maravillaban entonces.
¿Será que me voy a morir y por eso me viene todo a la cabeza? O, ¿es la añoranza de tiempos que fueron y no volverán a ser? Cierto, eso debe ser.
Recuerdo, recuerdo que me aturdía mucho el ver aquellos coloridos e inmensos mapas de los centros comerciales, hospitales, museos, y zoologicos donde me decían -porque me lo decían personalmente, que quede claro- "Usted está aquí". Con mi cara de asombro y estupefacto de la situación pensaba en cómo podrian descifrar dónde me encontraba en aquel instante. Me deslumbraba por completo. Era una maravilla. Era increible. Mi instinto de investigación me llevaba a buscar un mapa nuevo de estos para saber si funcionaba igual de bien que el anterior. La experimentación me daba las mismas respuestas: Sabían donde estaba. Volvían a acertar. Era siempre igual, efectivamente, no se les escapaba ni una a aquellos mágicos y/o tecnológicos mapas (No disipaba mi duda si una o la otra, ¿o ambas?). Y, pensaba yo, a mis 7 u 8 años: A donde yo vaya, cualquier parte del mundo, ¿sabrán siempre dónde estaré?
Hoy veo frente a mí el mismo ícono "Usted está aquí".
Miro a mi alrededor y me doy cuenta de lo afortunado que soy de estar aquí.
Sobretodo gracias a Quien pone esos iconos en mi vida, se dónde estoy ahora.
Aquí.
